La semana santa marca lo que para muchas personas es la cuenta atrás del verano, la estación preferida del año para todas aquellas y aquellos que prefieren ver el sol prácticamente por todo el día, y disfrutan de ese calor que nos acompaña en la mayor parte de la península Ibérica. También hay otros factores importantes, como lo es que es la temporada vacacional de muchos trabajadores.
Quizá uno de los factores por los que nos gusta tanto el verano es precisamente por esta sensación de libertad temporal que nos genera las vacaciones. Y recuerdo muy bien los veranos en familia en los que aprovechábamos para hacer escapadas, cosa que para muchos es normal, pero la realidad es que no todas las familias se lo pueden permitir.
Sin duda, el verano es tiempo de piscina, y esto es algo que he vivido de primera mano en mi niñez en Alicante. Recuerdo que en abril siempre había alguien que se bañaba en las vacaciones de pascua. Y también que cuando llegaba mayo empezabas a probar todos los días el agua hasta que te atrevías a saltar.
Las piscinas en las urbanizaciones es algo bastante común en muchas ciudades, sobre todo del sureste y sur de la Península, dónde hace mucho calor y la piscina es el único medio de refrescarse en verano. Y cuando llega septiembre todo se acaba, las piscinas públicas cierran y las piscinas privadas empiezan a ver cómo disminuye la gente que baja a bañarse porque el tiempo es más frío.
Pero esto no tiene porque ser siempre así, en el mercado hay una gran cantidad de opciones para disfrutar de la piscina durante todos los meses del año, y esto es de verdad un lujo, pues si tienes una piscina y no la utilizas no estás amortizando la inversión cómo es debido. Justamente sobre este tema vamos a hablar en el artículo de hoy, en concreto, sobre los diferentes tipos de cerramientos. Si tienes dudas de este tipo de cerramientos acude a profesionales del sector, y desde aquí te recomendamos que te pases por la web de Cupoola, una empresa con más de cuarenta y cinco años de experiencia, pionera en el desarrollo, construcción y montaje de cubiertas de piscina.
Qué tienes que tener en cuenta a la hora de cerrar una piscina
Si se quiere nadar todo el año sin preocuparse del clima exterior, lo primero que hay que pensar es en aislar la piscina con un cerramiento. En segundo lugar, será necesario climatizar el agua y el recinto dedicado al baño, ya que la cubierta por sí sola no es suficiente, pues aportará calor sólo de forma puntual. Por otro lado, cuanto más estanco y aislado sea el cerramiento, más efectiva será la reducción de la evaporación y menores las pérdidas caloríficas, lo que en términos de potencia necesaria significa un ahorro de energía considerable.
El primer tipo de cerramiento es aquel que conlleva una estructura independiente, es difícil armonizar un cerramiento para piscina con un entorno natural. A la hora de elegirlos hay que tratar de que sean sencillos, con un volumen contenido y de buena calidad, especialmente si se trata de estructuras fijas. En este sentido, y para no perder la comunicación total con el exterior, conviene que las cubiertas y los laterales sean transparentes.
Los sistemas para este tipo de cerramientos son muy variados, con cubiertas bajas o elevadas, plegables para cuando llega el verano, con estructuras telescópicas o deslizantes, o formados por cubiertas fijas con laterales correderos, desplazables, plegables, etc. Las estructuras elevadas permiten, además, organizar un ambiente para estar o para ubicar un spa.
El segundo tipo de cerramiento interesante son los cerramientos murales, estos modelos se adosan a un muro. Se disponen de suelo a pared en tramos curvos o combinando planos verticales y cubiertas a una o dos aguas. Con estos sistemas se consigue una integración mayor con la zona construida, ya que tienen el aspecto de un invernadero. Disponen asimismo de módulos de apertura móviles.
Por último, hablaremos de las piscinas integradas, es el caso de una piscina que se proyecta dentro de una vivienda. Las posibilidades funcionales y estéticas son innumerables. Lo ideal es que cuente con techo de vidrio, para aprovechar el efecto invernadero y que disponga de sistemas de apertura tanto en el techo, como en los laterales, por ejemplo, mediante sistemas plegables, que ofrecen una comunicación completa con el exterior.