El trabajo, la casa, los niños, los abuelos, el tráfico, las prisas…, todo esto junto acaba produciéndonos un agobio en general que termina por mermar nuestro cuerpo y estresar nuestra mente, produciendo un debilitamiento y una ansiedad tremendos, por lo que si esto nos ocurre, lo primero que debemos hacer es pararnos unos minutos y reflexionar. Necesitamos un descanso, unas vacaciones o por lo menos un fin de semana para descansar, hacer una pausa, desconectar, poner nuestra mente en blanco y resetearnos para poder comenzar de nuevo y seguir con nuestra rutina diaria. Y desde luego ningún lugar mejor para ello que un buen centro de relajación como puede ser un balneario, con sus aguas termales, mineralizadas, medicinales y con un gran poder de curación, sus masajes, y todo lo que ello conlleva para que te sientas como una gran diosa de la época romana, pues sus gentes fueron los grandes descubridores, pioneros y usuarios de las termas romanas, origen de los actuales balnearios.
Las opciones por las que podemos pasar en estas instalaciones son múltiples, y entre ellas podemos considerar las siguientes:
- Piscina termal. En ella podemos encontrarnos con varios elementos como pueden ser los chorros de agua en la pared, en el suelo tipo geiser, chorros contra corriente, camas de agua, cuellos de cisne con chorro o con cascada o
- Circuito termal. Este circuito puede tener zonas de calor seco o zonas de calor húmedo, contraste de agua caliente con agua fría mediante chorros o cubos de agua fría.
- Zona de solárium, para tomar el sol relajadamente.
- Zona de masajes, donde pueden ofertar un masaje general de relajación, que puede ser a cuatro manos, con piedras calientes, de cráneo facial, de espalda para eliminar tensiones, de piernas para eliminar piernas pesadas…
- Zona de estética, con tratamientos de envolvimiento de algas y aplicación de fangos, para rejuvenecimiento y belleza.
Propiedades de las aguas de balneario
Por otro lado también es importante señalar las propiedades mineromedicinales de sus aguas, puesto que según su composición o los minerales predominantes en la misma son más beneficiosos para unas dolencias que para otras, por ejemplo
- Aguas carbonatadas: son indicadas para dolencias estomacales y problemas digestivos ya que el bicarbonato del agua contrarresta la hiperacidez del estómago.
- Aguas sulfurosas: están especialmente indicadas para dolencias biliares, gastrointestinales, hepáticas.
- Aguas ferruginosas o con alta concentración de hierro: son ideales para problemas dermatológicos, anemias y como reconstituyente.
- Aguas carbogaseosas: por su gran acción vasodilatadora son indicadas para dolencias cardiovasculares y digestivas.
- Aguas cloruradas: especialmente indicadas para afecciones reumáticas, respiratorias y dermatológicas.
Los beneficios del agua son múltiples
Aparte de esto, actualmente, gracias a los avances científicos y estudios realizados, si tienes una piel sensible, alérgica o con dermatitis atópica, existen en el mercado productos como las duchas con gel de vitamina C que comercializa la empresa Agualife que producen grandes beneficios como tonificar la piel, manteniéndola tersa e hidratada, prevenir la aparición de caspa, espinillas, acné, alivia la psoriasis, y suelta iones negativos que nos producen una enorme sensación de bienestar.
El agua tiene un gran poder relajante a la vez que nos da una gran sensación de frescor. Y todos guardamos en nuestra mente un recuerdo agradable relacionado con el agua, que puede ser un paseo al borde del mar, ese olor típico a tierra mojada después de una tormenta de verano, la frescura de una catarata salpicando su agua al caer, disfrutando de una tarde de verano a las orillas de un río, etc.