Los museos etnológicos son un buen lugar para poder ver el pasado que tienen todas las ciudades con historia, además de poder ver la dimensión doméstica, social y laboral. En este caso, el ejemplo lo tenemos en la desaparecida industria del cáñamo de Callosa de Segura.
El cáñamo una tradición en zonas levantinas
Este museo está abierto todo el año, pudiendo acercarse a un oficio peculiar que pasó al olvido al aparecer en la década de los sesenta las fibras sintéticas. Hablamos de un museo original y que, ciertamente, es original y único por la temática, como es la el cáñamo y la huerta en la Comunidad Valenciana.
Podemos felicitarnos de que un museo como éste siga así y con tanta vida, puesto que sus materiales salen frecuentemente al exterior para que la gente pueda ver demostraciones de cómo se trataba el cáñamo antiguamente. En el interior pueden verse también demostraciones de alguna de las fases.
La ciudad de Callosa tiene gran orgullo de los orígenes que tiene como capital del cáñamo. En esta zona se desarrolló una industria potente de hilos, cuerdas y redes provenientes desde época medieval.
La industria ha colocado a Callosa en otros tiempos, donde primero ha reinado la fibra natural y después se fue reconvirtiendo con el tratamiento con nuevos materiales. El destino llevó a la gente de Callosa en todo un referente a la hora de trabajar esta fibra el siglo pasado.
En los años 60, la crisis económica llegó con la llegada de la fibra sintética, lo que hizo que se rompiera un futuro prometedor y que obligó a muchos de sus habitantes a tener que emigrar rumbo a mejorar expectativas laborales.
Años después, Callosa volvió a resurgir de las cenizas y pasó a adaptarse de manera inteligente a tiempos donde las fábricas tienen una forma de funcionar novedosa y que han sido herederas de la actividad artesana.
En lo industrial ha vuelto a ocupar el primer lugar en producción nacional de hilos, cuerdas, cabos y redes en fibra sintética.
Volviendo al museo, se encarga de recoger todo lo que trate del cultivo y tratamiento artesanal del cáñamo. Hablamos de que es capaz de representar un ciclo completo que hace posible realizar un repaso desde que se plantan las semillas, se cuidan y se tratan con una fibra que hará posible que veamos cómo pasa a convertirse en cabos, hilos, cuerdas o zapatillas de cáñamo.
Algo que es destacable es que trata las negativas consecuencias de este trabajo para las personas que desarrollaban la actividad en talleres cerrados, con poca aireación, lo cual provocaba que las partículas se fueran aspirando y alojándose en los pulmones y vías respiratorias, lo que generaba la cannabosis, que causó muchas muertes.
En el museo hay varias secciones. En la fase agrícola, es posible apreciar elementos que están relacionados con la casa y trabajo de los agricultores y los más específicos del embalsamado y agramado del cáñamo en la huerta.
En la fase industrial existen varias secciones a la hora de elaborar la fibra del cálamo y la diversificación existente en productos correspondientes a la industria del hilado.
Callosa tiene en este siglo XXI, un pasado reciente que todavía perdura en la memoria de buena parte de los callosinos, sintiéndolo parte de sus raíces.
¿Y en el resto de España?
Pues el cáñamo tiene muy cerca, en Albacete, un lugar donde realizan cuerdas de este material y de otros de mucha calidad. Cuerdas Valero se dedica al suministro de toda clase de cordelería en cualquier zona del país. Esta empresa se ha ganado merecida fama al elaborar, envasar y etiquetar todos los productos de cordelería adaptándose al negocio, ofreciendo a los clientes buenos productos.