Mi propia casa para escapadas privadas

Como ya sabéis la mayoría de los lectores de Scape, mi pasión y afición son las escapadas. Lógicamente a todos nos gusta conocer nuevos lugares, explorar nuevos terrenos y dormir bajo diferentes cielos, pero a veces a mí lo único que me apetece es desconectar, y me da lo mismo hacerlo en la casa rural donde estuve el mes pasado que en una nueva totalmente diferente. Esto me ha llevado a pensar que tal vez pueda tener mi propia casa de campo para escapadas privadas y, por eso, he acabado comprando un caserón antiquísimo pero enorme en un pueblo llamado Carcelén.

El caserón, de unos 200 metros cuadrados, tiene dos plantas, un patio y una especie de cochera. Así, a simple vista, parece un caserón impresionante y genero envidias cuando digo que he pagado, solo, 45.000 euros, pero la cosa cambia cuando se ve la vivienda en directo. La cubierta, llena de agujeros por donde cuela el agua cada vez que llueve, se cae a pedazos, y el segundo piso no está terminado, es todo ladrillo y cemento menos una habitación con baño que sí tiene el suelo instalado. La planta baja, aunque terminada, es antiquísima, y todo está para tirar abajo y levantar de nuevo. Y pensaréis… ¿entonces, por qué la compraste? Pues porque toda la electricidad y la fontanería es nueva, de una reforma de hace año y medio, por lo que todo lo que yo tengo que hacer es mejorar la vivienda estéticamente, pero no tengo que escarbar entre sus entrañas.

Por dónde empezar…

Tenéis que entender que esto fue una oportunidad que se me presentó ante mis narices y que no fui buscando. Lo digo porque no creáis que es sencillo localizar una vivienda en un pueblo rural  a un precio tan asequible y con todas las “tripas” nuevas, porque no lo es. Pero la oportunidad surgió de repente en una conversación justo antes de Navidad con unos amigos cuando les dije que me encantaría tener una casa retirada en el campo o en un pueblo tranquilo donde poder pasar los fines de semana y puentes del año. Y es que teniendo en cuenta mi estadística de escapadas, ahorraría en un par de años amortizando el gasto con toda seguridad.

Lo primero que hay que hacer es arreglar la cubierta porque no serviría de nada empezar a trabajar en el interior de la vivienda si dentro de un mes se pone a llover y las goteras provocan un destrozo total, así que Cubiertas Estévez son los primeros profesionales con los que he contactado, y los segundos Control Plag, para dejar la vivienda lista en óptimas condiciones ( no me quiero imaginar las ratas u culebras que deben haber ahí dentro así que lo principal es conseguir que la casa quede deshabitada de inquilinos molestos).

Luego todo debería ser más sencillo. Como a partir de ahora la reforma es cuestión estética la voy a hacer yo los fines de semana y eso significa que mis escapadas de los próximos meses (muchos meses) serán por y para trabajar el en caserón, pero no me importa, de hecho estoy emocionada. Voy a poner suelo nuevo, pintar paredes, cambiar cocina y sólo recurriré a un especialista cuando empiece a cambiar el alicatado del baño, que ese me da un poco más de respeto, el reto será cosa de mis propias manos y lo bien o mal que quede será culpa mía.

Según los cálculos de un amigo que trabaja en reformas, el gasto total haciendo yo casi todo rondará los 15.000 euros… Así que, si me he gastado ya 45.000, en teoría tendré casa nueva en el campo por 60.000 euros, que no está nada mal teniendo en cuenta la cantidad de metros que tiene, el patio y la cochera. Todo un lujo a mi alcance gracias a una oportunidad única que supe coger. ¿Y tú, te plantearías reformar una vivienda de pueblo para tener tu propia casa rural?

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