A veces, y especialmente si nuestra situación personal es bastante delicada, el dĆa a dĆa que vivimos se puede convertir en un autĆ©ntico calvario. La pĆ©rdida de un ser querido o el fin de una relación con otra persona pueden inducirnos a padecer depresión, un trastorno que afecta aproximadamente al 5% de la población espaƱola segĆŗn informa en este artĆculo el diario La Vanguardia.
¿Cómo combatir este tipo de problemas? EstÔ claro que lo peor que se puede hacer es no externalizarlos y por tanto es importante contactar no solo con los amigos y familiares que puedan ayudarnos sino también con los profesionales que conozcan de primera mano trastornos como estos y sean capaces de proporcionarnos los consejos necesarios para superarlos cuanto antes.
A finales de 2014 mi vida se comenzó a torcer. Mi abuela paterna, que habĆa padecido un buen elenco de enfermedades, murió y, al tratarse de una las personas con las que mĆ”s relación habĆa tenido durante mi infancia, su pĆ©rdida me afectó especialmente. Sin todavĆa recuperarnos del todo, mi abuelo materno tambiĆ©n murió el febrero siguiente. Por si fuera poco, rompĆ con mi novia el verano siguiente y mi mala racha se vio envuelta con la turbulenta y dolorosa separación de mis padres.
Esta situación me hizo pasar los peores meses de mi vida. TenĆa suerte de que, al encontrarme cursando el Ćŗltimo aƱo de mi grado universitario, estaba bastante ocupado y no podĆa dedicar demasiado tiempo a pensar en mis desgracias particulares. No obstante, mi estado de Ć”nimo habĆa decaĆdo. Mi familia y amigos lo notaban y constantemente me recomendaban que acudiera a un psicólogo para tratar de recuperarme y evitar que un estado depresivo se apoderase de mĆ todavĆa mĆ”s.
Me mostraba reacio a hacerles caso. No es que tuviera ningĆŗn problema contra los psicólogos o pensara que su actividad no valĆa de nada. Muy al contrario. Pero yo, que me aferraba a mi orgullo como un jabato, me resistĆa a hablar del tema en la medida de lo que me fuera posible. Eso, por cierto, me costó alguna discusión indeseada.
RecapacitƩ y mis sensaciones cambiaron por completo
DecidĆ pensar con calma. Era evidente que tenĆa que afrontar mi situación y para ello la mejor alternativa consistĆa en ponerme en manos de los mejores psicólogos. Por eso comencĆ© a hacerme con información acerca de diferentes consultas y descubrĆ la de JosĆ© HernĆ”ndez HernĆ”ndez, situada en el centro de mi ciudad, Alicante. A partir de entonces, mi vida dio un vuelco en muchos sentidos.
DespuĆ©s de las primeras sesiones, el psicólogo me lo dejó claro: tenĆa que tener tiempo para mĆ, para mi familia y para mis amigos. No podĆa refugiarme Ćŗnica y exclusivamente en la Universidad o en el trabajo futuro. TenĆa que salir, divertirme y, si me era posible, organizar un viaje a cualquier sitio para desconectar y, sobre todo, descansar. Que lo necesitaba y mucho. El psicólogo tambiĆ©n fue muy directo cuando me dio otra recomendación: hablar de todo aquello que me asustaba y que me habĆa amargado los meses anteriores.
Aunque comencĆ© hablĆ”ndolo con Ć©l, terminĆ© haciĆ©ndolo con el resto de mis seres queridos y amigos. Aunque me costó cierto esfuerzo, la verdad es que aquella decisión me ayudó, con el tiempo, a superar todos los traumas y a comenzar a ver la vida de otra manera. En la actualidad he conseguido recuperar la felicidad que un dĆa perdĆ y gracias a ello el ambiente que me rodea es mucho mĆ”s propicio para mantener la normalidad.
Otra de las ventajas que me proporcionaron aquellas sesiones fue el hecho de valorar el tiempo libre y de ocio de que disponĆa. Creo que, en general, en la sociedad actual no lo valoramos lo suficiente y considero que es elemental para nuestra vida. Poder estar al margen del trabajo y de los agobios nos otorga la fuerza que necesitamos tanto para cumplir con nuestra función como para superar todos los obstĆ”culos que la vida nos ponga por delante.