Los meses de enero y febrero son bien conocidos por las escapadas a las pistas de esquí, dónde podemos disfrutar de metros y metros de montaña cubierta de nieve en la que deslizarse es un verdadero placer. Aunque no para los que no están acostumbrado, pues las agujetas de esquiar son bastante características.
Pero irse de vacaciones en invierno tiene un pequeño problema, sobre todo si vives en esas zonas de frío en las que las tormentas y nevadas son bastante frecuentes. Y es que puedes llegar a casa y encontrarte con desperfectos en la vivienda, precisamente por pequeños olvidos a la hora de dejar la vivienda.
Un ejemplo de esto, y que no ocurre únicamente en los lugares de frío, es la situación cuando llegamos a casa y nos damos cuenta de que la tela de los toldos está rajada por el viento o a la cantidad de agua que han tenido soportar, o que los brazos que ayudan a subir y bajar los toldos se han partido.
Esto es una situación bastante incómoda por el hecho de que, dependiendo que tipo de daño se produzca, podríamos tener que llegar a cambiar el toldo de manera completa. Es por ello que antes de salir de casa debemos de estar atentos a la previsión del tiempo para que no haya ningún tipo de daño. Y además también debemos de cuidar los toldos para que duren mas años, algo realmente sencillo si lo normalizamos en nuestra rutina de limpieza.
Los cuidados que todo toldo requiere
Los otoños e inviernos son sin duda uno de los mayores enemigos de los toldos, sobre todo en las zonas de costa en la que el sol aparece con frecuencia y se bajan los toldos. El problema viene cuando una tormenta arrecia y estos están bajados, ya que pueden sufrir daño tanto en las partes móviles como en la tela.
Hay que partir de que existen diferentes tipos de toldos, ya que no todos los espacios son iguales y las necesidades son diferentes. Saber elegir qué toldo es el que más te conviene es una cuestión de asesoramiento por expertos. En nuestro caso siempre hemos confiado en Toldos Clot, una empresa familiar dónde la calidad y el trato al cliente son las piezas fundamentales del negocio, eso se agradece mucho hoy en día.
Quizá el toldo más utilizado en las viviendas es el toldo de punto recto, un toldo fácil de usar, cómodo y funcional cuyo funcionamiento se basa en unos brazos abatibles con el que se puede adaptar la posición para eliminar el sol. Este tipo de toldos tienen dos partes importante, la tela que evita que el sol pase a la vivienda y los brazos abatibles.
Es importante limpiar y mantener en un buen estado estos brazos, de lo contrario podría haber problemas a la hora de abatirlos, y la tela debe de estar lo más limpia posible (dentro de las posibilidades). Aunque lo más importante en este tipo de toldos y los demás es que no esté abierto cuando hay lluvia o viento, pues el riego de que se raje la tela es bastante alto, así como de que los brazos resulten dañados.
Otro toldo que es bastante común es el toldo plano, diseñado específicamente para cubrir zonas de patios o terrazas de grandes dimensiones. Este tipo de toldos requieren de una estructura rectangular que suele realizarse a través de anclajes en la pared o patas que se colocan a lo largo de la terraza.
Este tipo de toldos requiere los mismos cuidados, pero aquí debemos de prestar atención a los anclajes y patas que configuran la estructura de este, pues un mal estado de los mismos impediría que el toldo se abriese con facilidad. Así mismo la tela debe seguir el mismo cuidado que el toldo de punto recto cuando hay tormenta, lluvia o viento.
Con estos cuidados, que son básicos debido a que las telas cada cierto tiempo deben cambiarse, así como algunas partes móviles, conseguirás que tus toldos duren más años. Eso sí, lo más importante de todo es no perder la herramienta para abrirlos, ya que de lo contrario los toldos no sirven de nada.