La manera de hacer turismo y de disfrutar de nuestro tiempo de ocio ha cambiado de un modo radical durante el último año y no es para menos. El coronavirus ha puesto de manifiesto lo importante que es, para el ser humano, socializar con otros miembros de su especie y disfrutar de todos esos momentos en los que puede liberarse del trabajo y de las otras muchas cargas que le asolan. Y lo ha puesto de manifiesto porque, precisamente, ese ocio y esa necesidad de estar cerca de otros seres humanos es lo que más roto ha quedado durante la pandemia.